Llegada la última etapa de instituto se plantea la gran pregunta: ¿qué quiero hacer con mi futuro?
Cuando por fin te atreves a decir en voz alta tu elección, llega el típico amigo sabelotodo diciéndote que el primo de la amiga de su madre estudió esa carrera, y no consiguió sacársela en diez años, que no tuvo salidas profesionales o cualquier otra deprimente idea que te acaba quitando las ganas. Al igual que en Bachillerato, existen numerosos tópicos universitarios que más que ayudarnos, nos causan gran confusión.
El primero de ellos es el de aquel estudiante que quiere dedicarse a la informática y al que le dicen que su carrera es “todo matemáticas”. Efectivamente, este tópico es totalmente real, pero no solo con informática, sino con el resto de ingenierías. Por lo tanto, si ves que las matemáticas o la física son materias que odias y, quieres dedicarte a una ingeniería, enhorabuena, acabarás odiando a tu carrera.

Por otro lado, el “pique” de ciencias vs letras y sociales no lo vais a dejar atrás ni mucho menos. Esta vez, serán los de ingeniería y medicina los que se encuentren criticando a todo ser viviente, con especial afecto a los de magisterio.
Precisamente, sobre esta última carrera se habla muchísimo y sus estudiantes son el centro de la mayoría de las burlas universitarias. Esto es realmente un problema, ya que gente que siempre ha querido dedicarse a la enseñanza, se echa atrás a la hora de matricularse, por temor a no cumplir con las expectativas de los demás. Desde mi punto de vista, si eres una persona a la que se le da bien el trato con los niños, no te lo pienses y escógela, además, la gente con la que compartirás clase será prácticamente de tu perfil y encajarás bien.
Respecto a las filologías y demás carreras de idiomas, verás que cuando llegas a clase con el verbo “to be” y tu “B1” tan contento, te encuentras al típico personaje que ha estado en Londres diez años o aquel que tiene más familia inglesa que española. Probablemente, la primera idea que se te venga a la cabeza sea “tierra trágame”, pero créeme, aún más en los idiomas, la adaptación es mera cuestión de tiempo.
Por último, no debemos pasar por alto a aquellos que te dicen que debes elegir una carrera por su posible salida al mercado laboral. Si vas a escoger una carrera pensando en el trabajo que puede haber el mes que viene, poco futuro tendrás. El claro ejemplo de ello es el “boom” de arquitectos nacidos de la España de la construcción.
Tras este análisis de tópicos, y habiendo pasado recientemente por la encrucijada de elegir carrera, solo puedo decirte una cosa: querer siempre antes que deber, esto es, escoge por pura vocación, bastante complicado está el mercado laboral como para además acabar dedicándote a algo que no te gusta.
Entrada realizada por nuestro colaborador Francisco Jesús Segura.